lunes, 14 de mayo de 2012

Ginger y Fred, Tiempos Danzantes




Ginger y Fred, tiempos danzantes



Título original: Ginger e Fred

Dirección: Federico Fellini

País: Alemania Occidental, Francia, Italia

Año: 1986

Duración: 125 min.

Género: Drama, Comedia

Reparto: Giulietta Masina, Marcello Mastroianni

Guión: Federico Fellini, Tullio Pinelli, Tonino Guerra

Productora: Les Films Ariane, Produzioni Europee Associati (PEA), Radiotelevisione Italiana, Stella Films, France 3 Cinéma, Revcom Films

Departamento artístico: Ambrogio Cranna, Carlo Latour, Franco Ceraolo, Giacomo Setaccioli, Gianni Gianese, Giuliano Geleng, Italo Tomassi, Luigi Sergianni, Rinaldo Geleng, Stefano Cecchini

Departamento musical: Donato Salone, Nicola Piovani

Dirección artística: Nazzareno Piana

Diseño de producción: Dante Ferretti

Efectos especiales: Adriano Pischiutta

Fotografía: Ennio Guarnieri, Tonino Delli Colli

Guión: Federico Fellini, Tonino Guerra, Tullio Pinelli

Historia original: Federico Fellini, Tonino Guerra

Maquillaje: Adonella De Rossi, Adriano Carboni, Alberta Giuliani, Aldo Signoretti, Alfredo Tiberi, Corrado Cristofori, Desideria Corridoni, Fernanda De Rossi, Giancarlo Marin, Maria-Luisa Fraticelli, Massimo De Rossi, Patrizia Corridoni, Renato Francola, Rino Carboni, Rita Luciani, Rosa Luciani

Montaje: Nino Baragli, Ruggero Mastroianni, Ugo De Rossi

Música: Nicola Piovani

Sonido: Antonio Barba, Fabio Ancillai, Fabio Palmisano, Fausto Ancillai, Furio Castelli, Giuseppe Testa, Massimo Rinchiusi, Roberto Tommaselli, Sergio Marcotulli, Tommaso Quattrini

   Vestuario: Bruno Lenzi Danilo Donati Luigi Urbani, Rosanna Andres




Por Jimena Irupé Vivas

               Ginger y Fred es una sátira a la TV italiana y, paradójicamente,  un homenaje a los musicales de Hollywood. Este film lleva a un punto álgido la visión nostálgica del pasado al contraponerla a la brutalidad, tosquedad, indiferencia y exitismo de la sociedad de masas contemporáneas. Pese a sus ya 30 desde su estreno, Ginger y Fred transmite sensaciones aún vigentes; emociones que el mismísimo Federico Fellini sintió al final de su carrera artística al comentar que ´´ este convertir lo humano en espectáculo gratuito  es lo característico de la televisión´´.
                La película narra la historia de dos artistas retirados, seres ya olvidados por la sociedad actual debido a su falta de vigencia por las demandas imperantes, quienes se reúnen luego de varios años para presentarse en un programa especial televisivo de Navidad. 
                Amelia es  una dedicada bailarina, quien sueña ingenuamente con lucirse en las pistas de la TV como en los años de gloria, junto a su adorado compañero Pippo. Sin embargo, ella se ve traspasada constantemente por rayos penetrantes de desilusión del ´´circo´´ que alimenta a los espectadores con el fin de ocultar la cruda realidad en la que vivimos. Pippo, en cambio, se moviliza por intereses económicos y por el deseo de volver a bailar con la mujer que siempre ha querido en secreto. Pipo es un personaje golpeado por la crudeza de esa realidad decadente. Sin embargo, a pesar de tanta desilusión, logran dar el adiós definitivo como siempre lo hicieron: juntos, leales y  sobre todo, con dignidad. Su actitud contrasta enfáticamente con el entorno en el que se mueven.
   La estética utilizada por Fellini conlleva constantemente estos cambios de ambiente. El ruido que aturde, los colores vibrantes (principalmente el rojo furioso), espejos, cristales, luces, brillos, maquillajes y peinados exóticos y líneas geométricas acompañan la mixtura bizarra, grotesca y kitsch que son aspectos absurdos que conviven con nuestra realidad. Ginger y Fred, y este caso más específico, los actores Marcelo Mastroianni y en particular Giulietta Masina, se lucen con un aura conmovedora del último adiós tanto ficticio como real. Ambos están representados con tonos nobles, como el bordeaux y el cuadrillé o estampado blanco y negro…remembranza quizás de las antiguas fotografías sepias o blanco y negro: Nostalgia pura de otros tiempos, siempre con un claqué de fondo que luego culmina con la danza ´´Cheak to cheak´´.
  Federico Fellini, al no poder despegarse nunca de su pasado caricaturesco, en vez de recluirse en la desesperación baila estoicamente en este film que roza lo metafóricamente autobiográfico. La deformación y exageración que puede ser entendida como un espejo de la condición humana y la cual nos define como seres únicos, más allá de afectar la sensibilidad de seres puros y creativos como el mismísimo Fellini, nos demuestran que en esta vida no hay mucho que entender o cuestionar. El circo siempre existió y seguirá existiendo. Sólo hay que vivir y bailar dignamente, bailar con honor hasta el final en lo posible, como Ginger y Fred lo supieron hacer.

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