domingo, 23 de septiembre de 2012

El Experimento - La Rueda de los Deseos

Mordaz microscopía sobre la educación

Por Maximiliano Neila
Dice el diccionario de voces de la RAE: Un experimento es el resultado, en las ciencias físico-químicas y naturales, de hacer operaciones destinadas a descubrir, comprobar o demostrar determinados fenómenos o principios científicos. Otra acepción: auto-mirarse en una cosa, una impresión, una -añado- situación. Ambos sentidos sobrevuelan en El Experimento: caminarás por la línea marcada, apuesta teatral del elenco La Rueda de los Deseos. Y digo sobrevuelan porque el texto dramático desliza, cruza e irradia,  omnipresentemente, éstos sentidos, por encima de un lugar opresivo y dicotómico.

Volvamos al principio, concretamente a la primera definición, para ir cimentando el análisis. ¿Qué quieren demostrar cuatro mujeres reunidas, en forma clandestina, en un laboratorio cualquiera de Argentina? Hacen ver que una verdad particular está comprendida en otra universal. De hecho, la historia personal de Tamia Rivero, actriz, fue uno de los detonantes, al igual que anécdotas del resto del grupo, para construir el guión. Rememora la artista: “A los 10 años iba a una escuela pública donde la maestra de 5º grado nos hacía rezar todas las mañanas antes de comenzar la clase. Mi familia no es creyente, y tenía muchos compañeros testigos de Jehová. Pasó un tiempo desde que lo comenté en casa, y mi papá, que estaba muy involucrado con la cooperadora, me preguntó si la señorita todavía hacía las oraciones. Entonces respondí que no. Para mi sorpresa, una compañerita que escuchaba nuestra conversación aseguró que sí, que siempre lo hacían. La maestra se las ingeniaba para mandarme en esos minutos a buscarle tizas y borrador a la dirección. Yo, ni enterada”.
La anécdota es válida. También el resto del relato que recurre a textos disparadores -‘Un mundo feliz’, de Aldous Huxley, ‘Caspar Hauser’, de Jakob Wassermann y documentos de Paulo Freire- para entre-armar una historia peculiar desde donde repensar lo colectivo; una trama para probar las profundas y graves y recurrentes ‘metidas de pata’ que la educación, así, a secas, divulga desde ‘lo sin nombre’ como una matriz.  
La segunda idea, ponerse frente a un espejo, es otra forma de experimentación. Hurgarse centrípetamente, someterse a un ensayo, para vivir en carne propia la experiencia y despojar lo que subyuga. El microscopio que observa esos ríos internos es el lente de una cámara que, como ojo omniscio, hace ver lo que la miopía ignora. “No hay nada que quieras que no pueda ser hecho” repiten tres veces las actrices, a lo largo del texto, mandando señales emancipadoras.
Más allá de lo estrictamente literario, el colectivo la Rueda de los Deseos, edifica una puesta en escena caracterizada por un estilo que entrecruza conexamente los postulados del director polaco: Jerzy Grotowski, con los del director e investigador italiano: Eugenio Barba. Los signos tangibles son mínimos y convenientes, permitiendo, de este modo, que la fábula se acentúe en el nervio expresivo de las actrices. Para ello es vital el entrenamiento de las intérpretes para que puedan construir un lenguaje propio estrujando las posibilidades individuales de la voz y el cuerpo. Ejercicios que el elenco exhibe en esta obra y, análogamente, pone en práctica en otras propuestas ligadas a la enseñanza.
La fuerza interpretativa de las actrices no sólo recae en el manejo personal de la voz y el cuerpo. Como complemento a las cualidades actorales, en El Experimento…, cobra notoriedad el manejo de títeres, que el grupo confía en Osjar Navarro, actor, titiritero, director y dramaturgo mendocino. La delicadeza y verosimilitud, alcanzada en los movimientos, queda fielmente demostrada a partir de la utilización de ‘títeres de trapo de manipulación directa’. 
El ritmo de la acción está sostenido a la manera de eslabones que alcanzan momentos de sobresaltos y de calma, de principio a fin, buscando generar contacto con el público a partir de la tensión entre lo que la obra muestra y la reacción del espectador. El espacio contribuye a que esto sea así. La línea divisoria entre público y espectáculo está prácticamente borrada con el fin hacerlos participar del rito. En esta oportunidad, por dar un ejemplo, asistiendo a una clase de antropología criminal. He aquí otro puente con Grotowski, quien definía el teatro como “lo que ocurre entre actor y espectador”; pero también con Barba, que circunscribe la relación entre el actor y su público a un acto de significación donde el actor hace reaccionar y pensar al público.
El estado de reposo podemos percibirlo en el plano sonoro. Dos composiciones de música incidental del grupo Desastrónomos calman aguas en medio de situaciones tensas y proyectan imágenes que invitan a la reflexión. Con una estética dark que, por supuesto, no desentona con las finalidades de la puesta.
Lo cromático tiene su razón de ser. Una luz fría y direccional invade terrenos de negrura y ceguera. Una atmósfera de claustro decorada sólo con telas plásticas desgarradas y cubos que cumplen distintas funciones. Al minimizar las potencialidades técnicas, lo espectacular se suprime y se palpa el estado puro de la representación. Asimismo, este entorno exiguo remite a la concepción de ‘Teatro Pobre’ de Grotowski para quien la abundancia de recursos es propia del cine y la tv, y que, particularmente en el teatro, podrían funcionar como distractores del carácter íntegro de una obra de arte.
De cualquier modo, este intento de análisis es parcial, puesto que remite a la explicación y valoración de una parte del todo. Concretamente, representa un juicio sobre una de las experiencias que se ofrece a los asistentes. Fabián Castellani -director-  y su grupo, plasman el montaje de la obra fragmentando público y escenario. Esto es: un telón divide el Lado A y el Lado B, demarcando, así, diferentes situaciones escénicas que transcurren paralelamente y, durante varios lapsos, de manera sincronizada. Este desafío, por cierto, se consuma admirablemente al ensamblar con tino textos y acciones, quien sabe si, ambivalentes o semejantes. Al menos, esa fue la percepción, desde la platea A.   
En pocas palabras, El Experimento: caminarás por la línea marcada, es un ensayo, de laboratorio y de introspección, que invita a nuevas lecturas. Ya sea para completar lo que no se ve y se supone que pasa al lado, en el caso de lo estrictamente teatral; o para ver lo que se menosprecia pero que está latente, históricamente afincado, en el ámbito de la educación. Así, a secas.

Ficha Técnica
_________________________________

Título: EL EXPERIMENTO. CAMINARÁS POR LA LÍNEA MARCADA.
Lugar: Sala 3: La nave cultural (Mza y España, Ciudad)
Día y hora: Sábado: 25/08/12 - 22 hs.

Actores: Gabriela Psenda, Valeria Rivas, Daniela Moreno, Tamia Rivero
Diseño gráfico y fotografía: Decé diseño (Darío Castellani, Mariano Moyano)
Diseño y realización de vestuario, diseño y construcción de títeres, asesoramiento en diseño escenográfico: Iván Hernández
Música original: Desastrónomos (A. Pedra, F. Castellani, D. Castellani)
Asesoramiento en manipulación de títeres: Osjar Navarro
Asesoramiento dramatúrgico: Arístides Vargas
Creación, texto original y producción general: La Rueda de los Deseos
Diseño lumínico, diseño escenográfico y dirección: Fabián Castellani
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario