domingo, 16 de septiembre de 2012

Algunos trayectos para la crítica teatral.

Un primer abordaje a la crítica teatral podrá decir que ésta persigue fines valorativos y orientadores. Ahora bien, es factible reconocer otros aspectos. Las posibilidades de la crítica descansan, también, en la honestidad y la coherencia.
Para empezar diremos que la función del periodismo teatral reviste trascendencia si internamente el crítico, desde su subjetividad, cuida valores humanísticos de responsabilidad y compromiso. Si en su práctica no invade territorios impropios. Si su análisis no defrauda al público vendiendo palabras amistosas. Si entiende que el arte posee valor cultural y no mercantil. Si juzga desde las entrañas, los sentidos y el raciocinio. En suma, si el periodista se concibe como un librepensador que no pierde de vista la ética profesional. 
En otro orden, sostenemos, que el analista teatral tendrá credibilidad si logra mantener coherencia en sus ideas. Importa aquí dejar en claro que sus opiniones se sostienen en una investigación cuidada y fundada a partir de un, reconocido y necesario, sesgo personal. Esta identidad de autor debe construirse sólidamente para que el derrotero de sus ideas no sea el que marquen los vientos, sino su particular mirada del hecho artístico exenta de fluctuaciones.
En conclusión, analizar lo que los artistas intentan comunicar es uno de los desafíos para comprender una realidad muchas veces esquiva y contradictoria; siempre y cuando esa capacidad analítica tenga asidero en la ética, el conocimiento y una verdad relativa, aunque no corrompida.

Por Maximiliano Neila

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